Caballos... (libre)

Entré a los establos después de desayunar, tenía curiosidad de ver si había caballos en los cuales poder montar. Entré vacilando mientras miraba a mí alrededor, estaba oscuro y daba bastante miedo. Pero entonces los escuché… Un hermoso caballo marrón rojizo me miraba con sus enormes ojos curiosos, me acerqué sigilosa tanteando el terreno…- shhh bonito…- dije suave para calmarle.

ME habia enterado que habian caballos en el campamento uno de los animales que mas me gustaban pero como son grandes em daban un poco de miedo entonces fui a ver que onda con ellos y alli estaba lizz y me puse algo nervioso quedandome parado alli con media sonrisa - ho...hola Li..Lizz

Escuché una vocecita conocida y entonces me giré lentamente sonriendo –Hola Finn- saludé caminando hacia él. Le di un beso en la mejilla y luego retrocedí unos cuantos pasitos al tiempo que me llevaba las manos tras la espalda con una sonrisa inocente en los labios. –Buenos días, dormiste bien?-

Me sentia algo bien de que no me trate mal como otros - eh... eh... si si y tu? - pregunte rapidamente para no ponerme muy nervioso

Recordé mi primera noche… con Rachel a lado, compartiendo la misma habitación. –pues… mas o menos- dije estremeciéndome levemente, me había puesto tan roja como una tomate. –Por cierto, dejaste tus cosas en la playa, en cuanto la lavandería me las regrese te las devolveré - dije guiñándole el ojo mientras caminaba de nuevo hacia los caballos que reclamaban mi atención. De mi bolsillo saqué una bolsa plástica con manzana picada dentro, tomé un pedacito y lo coloqué en mi palma, dejando que el caballo me tomara confianza.

-te gustan los caballos?- pregunté mientras reía por las cosquillas que me provocaban el aliento y la boca del caballo en la palma de mi mano. Parecía haberme tomado confianza.

-Yo también- admití emocionada –pero mi madre jamás me dejo, y yo por supuesto pataleaba y argumentaba diciendo “prometo que dormirá conmigo en la noche, y en la mañana lo sacaré al patio… juro que no maltratará tus flores”- conté mientras sonreía por aquellos recuerdos de la inocencia que de alguna manera, aun conservaba… a veces.

<font color="red">-y...yo no recuerdo... -</font> <b><i>dije intentando tocar el caballo pero con miedo</i></b><br>

Sonreí le dí un pedacito de manzana a Finn –toma… intenta alimentarlo, así él se identificará contigo y te tendrá cariño- expliqué poniendo la manzana en la mano del chico. –no te hará daño-

-tranquilo…- susurré suave mientras colocaba mi mano en la espalda de Finn y con la otra acariciaba al caballo que olisqueaba y se familiarizaba con el olor del otro.

-vez?- dije aun suave mientras veía como el caballo comía la manzana y enseguida le tomaba confianza a Finn. –Si siente tu miedo, el también se asustará-

Comencé a reír igual y seguí acariciando al caballo. –lo sé- miré a Finn –que tal si vamos a montar un rato-

crees que pueda montar yo solo... apenas puedo tocar al caballo - dije sonrojandome un poco

-entonces hagamos lo que los príncipes… pero al revés… yo montó, y tu te subes atrás- dije guiñándole el ojo mientras sonreía. –no te pasará nada, prometo que yo te cuidaré- dije de forma solemne mientras me inclinaba como hacían los príncipes.

Sonrei timidamene soltando al caballo y rascandome la cabeza -b..bueno

Lo abracé efusivamente por la emoción, pero entonces recordé su problema y me separe lentamente. –Perdón- dije más cautelosa. No quería asustarle. Abrí la puertezuela, y comencé a preparar las riendas y la silla de montar. El caballo mansamente se dejó ensillar como si realmente esperara eso desde el momento en que entré a los establos.

Sonreí y entonces tomando de las riendas al caballo lo saqué. –vamos Finn- le dije al chico mientras guiaba al caballo el cual me seguía a ritmo. –bien, primero montaré yo y luego te ayudaré a subir… observa- coloqué mi mano izquierda sobre la “cruz” del caballo, pie izquierdo en el estribo, la mano derecha la coloqué en la montura e impulsándome un poco me monté. –Es fácil- dije encogiéndome de hombros mientras estiraba mi mano para ayudarle.

Reí un poco mientras sentía como me abrazaba. –listo?- tomé las riendas y el caballo comenzó un caminar tranquilo. Se sentía realmente bien.