Meyor solo que mal acompañado

Ví mi pequeño vestido de verano y negué con la cabeza –no te preocupes, en serio, para eso están hechos estas cosas- dije riendo mientras me movía un poquito, me levanté y me quité el vestido quedando solo en el bikini blanco. –espera, te traigo una toalla- dije dándole mi vestido para que se cubriera un poco y no pasara frio.

Caminé tranquila hacía las habitaciones y en unos minutos volvía con dos toallas en la mano. Le pasé una a Finnick y con la otra me cubrí yo. Me senté a su lado y suspiré. -¿seguro que no te hiciste daño?-

Reí y evité mirarle para no ponerlo mas nervioso. Abracé mis piernas y miré la paz del océano. –Me recuerdas a mi hermanito…- susurré sin pensar

Le miré –ambos despiertan en mi un instinto maternal muy difícil de explicar- aunque claro, ambos eran totalmente diferentes. Dos personas totalmente opuestas.

-asi? - dije sonrojandome un poco mirando la madera del muelle y luego abri los ojos - QUE HORA ES?

-ahh…- miré mi reloj –creo que van a dar las 9:00- dije mirando a mi alrededor.

Miré como corría y entonces repasé mentalmente las reglas de la institución. A las 9… revisión de habitaciones. Suspiré y sin prisa recogí sus cosas, ya tendría oportunidad de devolvérselas, después de lavarlas claro. Me dirigí a mi habitación con una leve sonrisa en el rostro.