por que estas en el baño, y no me entere?

Luego de dar vueltas por el lugar, decidí ir a retocar mi maquillaje, o algo.
Pase por los pasillos, los cuales estaban en silencio, supuse que este lugar daba muy buenos resultados, o yo y los dos chicos del hall eramos los unicos en ese maldito lugar.
Entre al baño de mujeres al fin, una paz recorrió mi mente, tome mi bolso de mano con forma de corazón rosado y lo mire antes de abrirlo. Ello me recordaba a una niñita importante, que tube que dejar unas semanas antes de venir aqui... Lizz..

Estaba ansiosa, me sentía un poco claustrofóbica al estar encerrada en aquel campamento. Solo había visto una sola persona desde que llegué y digamos que no fue muy de mi agrado. Sentía nauseas de solo recordarlo. Busqué el baño y entré mientras miraba en mi celular una tierna foto mía y de mi mejor amiga Candy… La extrañaba muchísimo, era la única persona en la que realmente confiaba y ahora estaba lejos…

Abrí el grifo y me enjuagué la cara con agua helada. Entonces al mirar al espejo me llevé una enorme sorpresa. -¿Candy?-

Perdida en mi mundo de recuerdos, escucho una vocesita, y pense que fue mi imaginacion, pero al instante me dí vuelta.
Lizz... ella estaba ahi!. Refregué mis ojos rapidamente, creo que el extrañarla tanto me hace ver visiones.
Mi estupida teoría fue erronea cuando embobada camine a ella y toqué su cara.
-Lizz eres tu verdad? no puedo creerlo, que haces aqui?!- Este lugar ya era perfecto.
La abrazé con todas mis fuerzas.

La vi a los ojos y en seguida mi instinto maternal se activó, sentí que mi corazón de hielo se derretía solo para ella, para mi mejor amiga. Vi como aun incrédula se acercaba a mí, me tocó la cara y yo automáticamente puse mi mano sobre la suya. Ambas estábamos heladas. –Si, soy yo- dije riendo mientras contenía las lagrimas con mucho esfuerzo.

La abracé con fuerza y acaricié su rubio cabello con cariño. –Bueno, lo mismo debo preguntarte señorita- dije con voz dulce. –Que ha pasado Candy, por que te trajeron- pregunté preocupada. Claro que me alegraba verla, pero también me alarmé al recordar que esto no era un spa.

escuche su dulce voz, la cual me llenaba de paz. Creo que habian pasado muchas cosas esa semana q estube lejos.
El olor caracteristico de su pelo me hiso sentir como si estaba en casa, y muy feliz.
ya sabes, problemas con las drogas... - dije mirando al suelo... sabía que a ella no le agradaría esa respuesta... y que ami tampoco me agradaría la suya... ya que todo lo que quiero es su bien estar.
dime y tu por que estas aqui?

Suspiré cuando vi su reacción, aquello me olía mal. Hice una mueca cuando escuché su respuesta y asentí, hasta en eso nos parecíamos. –Hay Candy…- susurré triste. Sabía por que había caído en eso, y me dolía. Candy era una niña tan dulce, no se merecía nada de lo que le pasaba. Le quité un mechón de la frente y la miré con preocupación.

-Bueno… choqué el auto de mamá- dije encogiéndome de hombros –y se demostró que había estado bajo la influencia de ciertas sustancias… tu sabes, alcohol, drogas- dije sonrojándome. Aquello no iba para nada conmigo, siempre había sido la niña buena de Hollywood. –Sobre todo drogas… - admití desviando la mirada.

-lamento no poderte avisar antes, pero todo esto pasó por debajo del agua… según la prensa yo estoy en un spa disfrutando de mi fama- dije sarcástica. Había deseado contarle todo aquello pero mi madre me lo había prohibido.

Estabien nena, no te preocupes -le dije dulcemente abrazandola.
luego cuando escuche lo de su auto y las drogas, sentí que se me detubo el corazon.
Lizz? mi muñequita de porcelana con esas cosas?, no podía ser cierto.
Es decir, yo siempre era quien la defendia en el kinder de las chicas malas. yo era qien jugaba con los skates y ella con las muñecas de niñas.
Siempre fue, es y será siendo mi muñequita de porcelana la cual cuidare con mi vida para que no se rompa jamas. Y la verdad que no queria que este mal, pero queria que sea feliz a como de lugar, asi que no la regañaria.
No te preocupes cielo- volví a abrazarla. ya estamos aqui juntas... que la prensa vaya a lavar platos..

Reí por su comentario y la abracé con más fuerza, me sentía bastante tranquila estando con ella. La quería, era como la hermana mayor que jamás tuve. Yo la cuidaba a ella, y ella cuidaba de mi –Tienes razón, que se vallan a lavar platos- dije dándole un sonoro beso en la mejilla como tenía por costumbre.

-Candy, no sabes lo feliz que estoy de tenerte aquí- Ahora me sentía segura, sabía que con Candy no estaría sola y podría enfrentarme a la que consideraba mi mayor amenaza en aquellos momentos.

Miré su bolsa y entonces sonreí, aquel simple objeto me traía miles de recuerdos.

Recibí su beso con una enorme sonrrisa y acarisié su hermoso cabello que tanto amaba.
Yo tambien estoy feliz de encontrarte aquí querida- volvi a abrazarla -ya sabes que estoy para protegerte en caso de que ya tengas a una o un enemigo en vista... -hise una pausa- soy una persona tranquila y pasifica como ya conoces, pero no dudare en usar mis arranques de ira para eliminarlos a todos por tí.
Luego ví que miro mi bolsa con forma de corazon... y sonrrió, al segundo yo tambien sonrreí.
que quieres hacer ahora?

Reí y asentí –por eso te adoro, eres toda paz y amor pero cuando tienes que pelear lo haces de verdad- dije recordando las muchas peleas que ella había batallado por mi. De pequeña solían molestarme por mi cabello y siempre me ponían apodos como zanahoria o cerillo. Cosas infantiles. Sin embargo eso me hacía sentir mal y de alguna forma siempre terminaba llorando en las faldas de Candy.

–Como crees… ¿yo?¿enemigas?- la mire de reojo y luego reí –Ok, si, solo una, pero es inofensiva…-

Puse mi cara pensativa y entonces sonreí. Saqué de mi bolso un lápiz labial y escribí en el espejo C&L, saqué mi móvil y puse la cam… -di queso- dije posando coqueta para la foto.

Me quedé mas tranquila cuando dijo que era inofensiva, pero sin saber por que, se me vino una chica a la cabeza, si... era la muchacha que habia visto en el hall.
Sonrreí cuando escribió nuestras iniciales en el espejo, su letra era muy linda.
mi muñequita... no dejare que te rompas jamas- le dije dandole un beso en la megilla y luego posando para la foto mientras decia - Cheeze!-
En ese momento... al analizar mis ultimas palabras... me di cuenta que nuestra relacion era muy parecida a la de unos personajes de una pelicula...El chico vampiro que lucha contra todos y todo para protejer a lo mas presiado en su mundo... una humana, tan fragil como la porcelana de la cual estaba hecha Lizz..

Tomé la foto y enseguida la puse como fondo de pantalla. –Salimos perfectas- dije mostrándosela, mi sonrisa era de autentica felicidad. Candy había sido la única capaz de llenar aquel vacio que mi hermano había dejado al dejarnos. Durante aquella época me fue prácticamente imposible sonreír, lloraba todo el tiempo y era como un zombie entre los vivos. Entonces Candy me paró los pies… el extraño vinculo que ya nos unía se volvió mas fuerte que el platino, y comprendí que era ella quien me ponía los pies sobre la tierra.

-Tenemos tantas cosas de que hablar… que tal si esta noche hacemos una minipijamada- propuse –como cuando éramos niñas y nos quedábamos horas despiertas charlando-

Sonrreí al ver la foto y la abrazé nuevamente besando su frente.
Claro que acepto a tu invitacion princesa Lizz. Solo dejeme ir a ducharme y estare en su habitacion en un par de minutos.- dije sonrriendo y tomando mis cosas, ya que en un rato estaba por tocar las 10, y ya debíamos ir a dormir.

Sonreí y la abracé con todas mis fuerzas –de acuerdo, procura llevar dulces y comida chatarra-añadí mientras tomaba mis cosas. Aun no había visto mi habitación, solo esperaba no encontrarme en el camino con aquella chica que me ponía los pelos de punta. Era increíble que solo ella pudiera alterarme a tal grado de sacar mi lado mezquino.

-Bien, nos vemos en un rato- dije dándole un beso en la mejilla.